
Como van las gaviotas cuando muere la tarde,
a dormir a las rocas en la costa escondidas,
así fueron mis sueños a dormir en tus ojos,
prisioneros sin redes en el mar de su sombra.
Jugando sortilegios en las tardes dormidas,
recogiendo ilusiones de dulces caracolas.
Navegando mis naves sin velas y sin viento,
en su mar silencioso de lágrimas y risas.
Si algún día volvieran esos días vacíos,
ausente de tus manos y tu cuerpo de niña
a acosar con sus golpes mi universo de miedos,
pensaré en esos ojos que un día me atraparon
en su pozo profundo de calor y misterio.
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