viernes, septiembre 02, 2005

LA VIA DE LOS CONDENADOS


Descanso en el camino sin retorno,
mesón de soledades,
sus mesas lloran heridas trasnochadas
Camas de piedra,
allí los peregrinos ausentes de equipaje
intentan dormir para olvidar
la barca de Caronte.

Huecos tardíos
de rodillas hincadas en el piso de tierra,
regueros de sal en rostros de estupor,
prostitutas que se desnudan para nadie,
cuerpos cuya quietud consume las escarchas.

Naturaleza muerta en lienzo imaginario,
pero ciertamente muerta.
Atrás el camino desaparece
enrollándose sobre sí como lengua de reptil.
Retratos de sonrisas sin dientes,
almas amontonadas sobre la puerta
que brama en su bostezo.
Mas allá la oscuridad los acompaña.

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