domingo, junio 18, 2006

ESPERANDO



Taciturna con olor a tártaro
inundando de invierno las paredes
hambrienta en el revés del cuerpo
en esta cama
se acostó la muerte.

Jugadora memoriosa
en espacios vacíos de palabras,
saco ingrávido de huesos
ausente de gestos
profanada la blancura con su huella.

En su coqueteo lúdico siniestro
dejó las sábanas dispuestas
y un huso ausente de vellones
hilando en la esquina de este cuarto.

Y se fue
por los húmedos vidrios de la tarde.



omar alonso

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