jueves, mayo 01, 2008

ADIOS A UN AMIGO



Descansando de espaldas,
como una inútil máscara
tu relajado rostro
sombreado por la barba
que ha seguido creciendo.

Vos que en nada creíste,
como una ironía, tenés sobre el pecho,
en tus dedos crispados las cuentas de un rosario.


Los párpados ligeramente azules,
y unos ojos que no logran cerrarse,
seguro a propósito dejaste entreabiertos.

Tu cabeza,
surgiendo en medio de encajes humillantes
parece sin dueño.

Presiento que es otra broma tuya,
que has muerto por gozar el momento,
y en un día cualquiera, del próximo verano,
entrarás a mi casa
a tomar una copa en mi gastado patio.